lunes, 17 de agosto de 2009


Fue real, lo que pasó el primo de un amigo... Créemelo: lo leí en el periódico del otro día... ¿cuántas veces uno no escuchado algo similar? bien dicen muchos que se generan los chismes y rumores, pero si también es cómo se originaron las leyendas y tradiciones, que hoy en día se conocen como leyendas urbanas. Una leyenda es un relato entre fantástico y leal, que nadie puede asegurar que sea verídico, pero tampoco imaginario del todo, porque está precisamente en el punto medio entre realidad y fantasía. Sin embargo, con el avance científico y de comunicaciones, muchas leyendas y creencias han pasado a nivel de meras fantasías, y tal vez por necesidad han surgido otras; ejemplos sobran: ratas de alcantarilla gigantes como perros, la tía anónima de alguien que por equivocación uso las cenizas del pariente muerto para condimentar un guiso, la chica que pide aventón en la carretera y que luego desaparece porque no era chica, sino un fantasma, y un largo etcétera. El encanto de las leyendas urbanas es que tienen del toque exacto de cotidianidad: pudo sucederle a cualquiera (contrario a las leyendas clásicas, donde los eventos prodigiosos sólo le pasan a los héroes o príncipes.) Y tan ley pudo o puede pasar a cualquiera, que fácilmente brotan en cualquier conversación informal. Así como en un momento determinado, todo mundo es un experimentado crítico y o analista cinematográfico (por lo menos especializado en sus propios gustos), también es fácil que todo mundo tenga su propia opinión o testimonio a través de terceros, respecto a cosas como los o gris, fantasmas, o mensajes infernales y o celestiales, sin importar la religión, nivel social o cultural.

Ahora bien, para que una leyenda urbana tenga mayor interés, debe tener también la cantidad adecuada de misterio y solidez, de menos una pizca de obscuridad o terror cotidiano. Obviamente no es lo mismo un avistamiento del chupacabras, que ver el caso de Ricky Martín en el closet (por si no han oído esta leyenda urbana, bala versión resumida: en un programa de tv, de esos que se dedican a cumplir sueños, consiguieron que Ricky Martín visitará a una fan suya adolecente. Para sorprender la, él se escondió en el clóset: sin embargo, había también cámaras ocultas del programa. El remate vino cuando la chica llegó, y creyendo estar sola, empezó a masturbarse con ayuda del perro de la familia, todo ante las cámaras de tv. Más de medio mundo asegura que es cierto, que existe el video, pero nadie, que se sepa, lo ha visto de primera mano... Tal vez habría que preguntarle a Ricky Martín). Y claro, una leyenda urbana alcanza mayor grado de validez cuando se vuelve reiterativa y obtiene la presea más solicitada por los escépticos: pruebas físicas y tangibles. Hasta ahora nadie ha atrapado en Nessie, el busto de Lagunes, y nadie ha comprobado que son extraterrestres los que manipulan los o O OVNIS; pero eso sí, hay gran cantidad de videos y fotografías, borrosos, pero los hay. Y sin embargo, estas pruebas que pudieran haber no le quitan encanto de leyendas urbanas al apegar la demasiado a la realidad, ya que, curiosamente, todas estas pruebas no dejan de mantener un halo de misterio o de generar nuevas leyendas a su alrededor (como el caso de hace unos años, del video de la autopsia extraterrestre, en Roswell; si era falso ¿quién lo hizo y porque y que ganaba con ello? Y si era verdadero, ¿por qué permaneció oculto? Todo esto nos remite a la leyenda urbana de la típica cofradía conspiratoria, tan explorada en casos como la serie X-files/los expedientes secretos X).

En la actualidad, estas leyendas pululan en grandes cantidades, principalmente por el enorme crecimiento de los núcleos urbanos y el enorme alcance de los medios de comunicación. Por un lado, las ciudades con sus ambientes fríos, claustrofóbico y deshumanizadores (por lo menos en el aspecto negación identidad personal), provocan que por fuerza se busque un escape. En este caso, aunque sea para escapar un breve momento de la marcha urbana cotidiana, nada mejor que el contacto con una pequeña dosis de misterio o prodigios, sea un fantasma o un caimán en las coladeras. Antes, las leyendas y van de boca en boca. Ahora basta con cinco segundos al aire, en TV, o componer una página en Internet para qué está la gente de Papúa, nueva Guinea, conozca cómo fue que un niño se tragó, sin saberlo, un huevo de víbora; como ésta creció y se desarrolló dentro de su estómago (créalo o no, así se lo contó un primo a un vecino).

Si bien muchos prefieren optar una postura escéptica ante una leyenda urbana, lo cierto y definitivo es que por cada uno de sus individuos, existe también por lo menos otros 15 que sí tienen la misma leyenda (es más: puede que el mismo séptico, en alianza creyente de otra).¿Realidad distorsionada o ficción realista? Definitivamente nadie posee la última palabra, menos aún si hay testigos desconocidos o pruebas poco claras... Así que sólo resta cuidarse de las ratas en botellas de refresco, de los caimanes abandonados en el drenaje, de los y-mails encadena con maldiciones vudú, de toparse con pie grande en el bosque, de los secuestros en OVNIS, de los tipos en cines y bares con jeringas infectadas con SIDA, de los mensajes satánicos grabados en discos y películas... Etcetera., etcetera...

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